Descarga repentina de la tensión sexual acumulada durante el ciclo de la respuesta sexual, resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer sexual.
Clímax que produce una sensación de liberación repentina y placentera de la tensión acumulada desde la fase de excitación, se generan una serie de espasmos musculares intensos que resultan altamente agradables; estos pueden presentarse a su vez en múltiples áreas del cuerpo, una sensación de euforia en general y frecuentemente, se exteriorizan movimientos del cuerpo y vocalizaciones.
La inminente presencia del orgasmo se caracteriza por el hecho de que la aceleración del ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea, alcanzan su cota más elevada. En las mujeres, la vagina, el útero, el ano y lo músculos pélvicos se contraen entre cinco y diez veces a intervalos de menos de un segundo. En el caso de los hombres hay que tener en cuenta que eyaculación y orgasmo no son lo mismo, este último se presenta con contracciones musculares del área de la pelvis, así como de la próstata y las vesículas seminales para producir la expulsión del semen.
El orgasmo dura apenas unos instantes, el femenino se ubica entre 8 y hasta 50 segundos, y el masculino entre 3 y 12 segundos. Por supuesto estos son solo promedios, cada cuerpo es único, y habrán personas que experimenten situaciones totalmente diferentes a lo descrito.
Los orgasmos pueden ser explosivos, sutiles, inaudibles, o simplemente ubicarse en un punto medio; no existe una pauta concreta, una descripción específica
[spoiler title=’Seguir leyendo.’ style=’default’ collapse_link=’true’]sobre lo que se siente o se debe experimentar. Según la terapeuta sexual Vanessa Marín, una sola persona puede experimentar una gran variedad de orgasmos diferentes. La realidad, es que cada quien es responsable de lo que siente, de lo que experimenta; la sociedad nos ha impuesto tantas cosas, que hasta nos han dado a entender que el placer sexual en la mujer depende del hombre (en parejas heterosexuales); que si este no se esmera y desempeña hasta regalarle un orgasmo (o más) a una mujer, es un mal amante; esto ha influido además, y muy profundamente en el pensamiento masculino, ya que este se centra tanto en la sexualidad de la mujer y anhela tanto el orgasmo de ésta olvidando el suyo, que cuando por fin este llega, no es tan placentero. No es cuestión de egoísmo, ni de que no debamos esmerarnos en la relación sexual, para todo debe existir un equilibrio, en el placer que damos y el que recibimos; pero tenemos que entender que nuestro placer no debe depender de otros….[/spoiler]