- Primer paso: Cultivar la sensualidad: Podríamos llamar a este primer paso la etapa de la sensualidad. Se puede iniciar de forma cariñosa y prudente: un beso en la mejilla, un masaje en el pelo, un abrazo, unas palabras tiernas… que nos permiten acercarnos dulcemente a nuestra pareja, viendo si somos acogidos y mimados de la misma forma y respetando que quizás al otro no le apetezca. A veces se hace evidente que no es el momento mas oportuno para estar juntos; otras, se ve que es muy apreciado nuestro acercamiento y, otras, todo queda en nos mimos intercambiados y nada mas, lo cual resulta muy agradable por otra parte, puesto que permite darse cuenta de que no se nos mima simplemente para buscar una relación sexual. Además, este modo de proceder permite que nuestra pareja no tenga que recurrir a algo tan desagradable para ambos como es el rechazo, ya que no estamos obligando a nada. Si esos mimos son gratamente aceptados y resulta evidente que ambos están a gusto, es importante la reciprocidad en las caricias para mantener ese bienestar para los dos. Si uno adopta el papel de pasivo, y el otro puede pensar que sobra, o puede agradarle mucho acariciar a su pareja, pero deseara lógicamente ser acariciado a su vez. Lo ideal es fijarse tanto en lo agradable que resulta sentir el tacto de la piel del otro en nuestros dedos y en nuestra piel, y notar como su cuerpo se encoge y se distiende al ritmo de nuestras caricias.
- Segundo paso: Provocar placer: Ahora pueden iniciarse las caricias provocativas, caricias que se acercan a las zonas genitales (pecho y genitales inferiores), pero que no llegan a tocarlas, caricias que insinúan un placer mas intenso y apasionado, caricias que se hacen con las manos y la boca, mientras los dos cuerpos se abrazan calurosamente, y que hacen que el cuerpo se mueva para ir en busca de ellas como si temiera que dejaran de producirse. En esos momentos, ambos están sintiendo ya las señales propias de excitación. la respiración se hace mas rápida, el corazón late agitado, la musculatura de todo el cuerpo se tensa, los genitales aumentan de tamaño por la afluencia de sangre hacia ellos y enrojecen, aumenta la temperatura; se inicia la lubricación femenina y la erección masculina aparece o se hace mas fuerte. Es posible que se manifieste ademas ese estado a través de gemidos o con manifestaciones verbales como las que antes mencionábamos. Solo entonces es aconsejable pasar a una caricia directamente genital, caricia que se desea, que es buscada por ambas partes y que es el súmmun de las caricias cuando se ha llegado a este punto.
- Tercer paso: excitación y orgasmo: Estamos ya en la fase de excitación, fase a la que es difícil llegar sin los preliminares hasta ahora mencionados, preliminares que aseguran que ambos miembros de la pareja han llegado al mismo punto. El tiempo que ello requiere es diferente: no es siempre el mismo, sino que varia según los días, las circunstancias, el humor, el cansancio… Una vez alcanzada esta fase, el contacto genital es placentero y se busca una caricia que lleve hasta las cotas mas altas de la excitación,
También hay que mencionar, sin embargo, el caso a la inversa, o sea, la necesidad que el hombre tiene una estimulacion suave del pene, puesto que en estado de erección el glande (la parte mas sensible del miembro masculino) queda al descubierto y se irrita fácilmente con un roce no lubricado o demasiado áspero. Cuando se alcanzan altas cotas de excitación a través de estas caricias mas intensas, mas persistentes, mas apasionadas, cada pareja puede optar por la forma de alcanzar el orgasmo, ya sea la heteroestimulación o el coito en sus diversas posturas. En general, la situación merece una cierta variedad que haga los contactos físicos siempre apasionantes, novedosos e intrigantes.[/spoiler]